Pedacitos de mí

No sé si os habréis enterado de la polémica que gira en torno a Anna Allen pero, por si acaso, os resumo. Es una actriz española que se ha inventado una vida y una carrera profesional idílicas.

A raíz de ésto me he planteado por qué la gente hace este tipo de cosas. Suelo rodearme de personas auténticas pero es cierto que a algunas que fingen tener una vida perfecta llegando incluso a creerse sus propias mentiras.



Sea como sea, no me parece lo más adecuado y creo que no lleva a ninguna parte, de nada sirve fingir una vida que no llevas por parecer más que el resto de la gente.

Y, por ello, con este post quiero mostraros esos pedacitos de mí para «desnudarme» ante vosotros y que podáis conocer un poco más sobre mi vida sin trampa ni cartón.

Una vida que, como la de la mayoría de los mortales, no es perfecta aunque estoy aprendiendo a ser feliz con lo que tengo que, hoy en día, es mucho.

Muy al contrario de lo que muchos puedan pensar, no me gano la vida con el blog. Me encantaría, pero no es así. Aunque considero que el blog es mi trabajo porque le dedico una media de 6 horas al día (hay días que incluso más) así que tampoco estaría de más.

Pero en España, como en muchas otras cosas, estamos a años luz en cuanto al reconocimiento profesional de un blog y ese mérito 

Siempre quise estudiar periodismo, de hecho alguno de mis profesores en COU (para los que no lo hayáis estudiado con el cambio de sistema educativo es el Curso de Adaptación Universitaria) me animó a ello. 

Pero fue mayor el número de personas que me lo quitaron de la cabeza así que, finalmente, estudié Filología Inglesa. Que ya ves tú que salida tiene pero con eso de que el inglés era el futuro…

Así que en el blog vi una vía de escape para compaginar mi pasión por el mundo de la belleza, con mi vocación frustrada de periodista.

Y, hoy por hoy, estoy muy feliz con lo que hago y de haber emprendido esta aventura en 2008 cuando me quedé en paro. 

Una aventura que me ha dejado tan buenos momentos y en la que he conocido a gente maravillosa que me ha aportado muchas cosas buenas.

Y, hablando de conocer gente, me encanta poder ir a las presentaciones porque suponen una vía de escape para mí ya que, o estoy sentada delante del ordenador o ejerciendo de madre y ama de casa.

Puede sonar a mala madre pero, si tenéis hijos, llega un punto en el que, o desconectas, o mueres.

Y eso que mi hijo por suerte va unos horas a la guardería y por las mañanas tengo más tiempo para mí.

Pero el ir de acá para allá, los madrugones y, en definitiva, el no parar, me tienen agotada y han hecho que, durante la semana, mi momento favorito del día sea la noche cuando duermo al peque y puede disfrutar de mi serie favorita.

¡Necesito vacaciones!

Por cierto, en vacaciones, no voy a hoteles de lujo ni elijo lugares paradisiacos. Lo más lejos que he llegado es a la Riviera Maya (México) en mi Luna de Miel, que para mí ya es mucho teniendo en cuenta el pánico que me daba cruzar el océano en avión.

Pero, por lo general, escojo destinos de lo más «Typical Spanish» y no me alojo en hoteles de 5 estrellas sino que elijo apartamentos en los que puedo hacer mi vida sin depender de horarios para todo.

Que no quita que me guste alojarme en un hotel y que me lo den todo hecho, pero la verdad es que con un niño para mí es más cómodo así.

Y, mis escapadas de fin de semana, se limitan al pueblo en el que disfruto de la compañía de mis amigos de siempre y sólo con eso ya soy muy feliz.

Mi relación con los tacones es de amor-odio. Me encanta cómo me quedan pero cuando me los pongo me pregunto por qué lo hago. ¡Qué dolor de pies! 

Admiro a las mujeres que se pueden tirar horas y horas con ellos puestos. 

Y lo peor es que soy alta y no necesito llevarlos pero, ¡son tan monos! ¡Y quedan tan bien!

Al final caigo en la tentación, me los pongo y los vuelvo a odiar.

Y, para finalizar, vivo en un barrio de lo más normal en mi humilde morada (como Marco jajaja) que reformé totalmente antes de venirme a vivir y en la que tengo todo lo necesario para ser feliz en compañía de mis dos amores.

Eso sí. No descarto mudarme pero os puedo asegurar que el día que lo haga me dará mucha pena dejar mi hogar, la casa en la que he vivido tanto momentos, algunos buenos y otros malos, pero que siempre quedarán en mi memoria.

Y así podría tirarme horas hablando de mis gustos, de mis manías, de lo que me gusta hacer en mis ratos libre, pero os acabaría aburriendo y no es mi intención.

Y con todo lo que os he contado podéis ver que mi vida es muy normal y nada opulenta pero, ¿sabéis qué? La felicidad está en las pequeñas cosas. No lo olvidéis.