Alimentación: Las fuentes de energía que tu cuerpo necesita
Si te encuentras más cansada y sin fuerzas, deja de buscar productos milagrosos porque puede que la solución sea más sencilla de los que crees. En la alimentación se encuentran las fuentes de energía y el chute enérgetico que tu cuerpo necesita.
Últimamente uso mucho esa frase tan popular de ‘No me da la vida’. Las prisas, mi hijo, el trabajo y el estrés me dejan agotada y, al final del día, termino tirada en el sofá con expectativas de ver una serie y a los 5 minutos estoy dormida. ¿Te suena?
Pensé que los complementos alimenticios serían milagrosos y comencé a tomar un complejo vitamínico. Noté la mejoría, pero seguía faltándome algo y, buscando información, descubrí que lo que necesitaba era una alimentación sana y equilibrada que incluyera las principales fuentes de energía.
Pero, ¿cuáles son? Aquí te muestro toda la información que he podido recopilar sobre alimentación y las fuentes de energía que tu organismo necesita.
Fuentes de energía
Existen 3 fuentes de energía que no debes restringir por completo si no quieres llegar al día arrastrándote por los rincones.
Hidratos de carbono
Hay una gran polémica con el tema de los hidratos de carbono. Hoy en día, son muchas las personas que siguen la dieta keto (aquella que restringe al máximo la ingesta de hidratos de carbono para que el cuerpo «tire» de grasas y se produzca una pérdida de peso).
Pero lo cierto es que en la alimentación son una importante fuente de energía y, antes de suprimirlos casi por completo, es mejor que sigas las pautas de un experto en nutrición para evitar posibles efectos adversos.
Los hidratos de carbono están presentes en algunos alimentos como cereales, verduras, frutas, arroces, pasta y lácteos. El cuerpo los almacena en forma de glucógeno en los músculos y en el hígado para aportar más energía.
Eso sí, no hay que abusar ya que el exceso de carbohidratos se transforman en grasa. Y hay que aprender a distinguir entre los buenos y los no tan buenos.
Carbohidratos simples: Los no tan buenos.
Son aquellos azúcares que no contienen fibras, minerales y vitaminas. Se descomponen fácilmente y la sangre los transporta inmediatamente.
Están presentes en el azúcar, la miel, bollería, frutas (mango, piña, platanos, …), algunas legumbres y hortalizas (cebolla, zanahoria o calabaza) y en los cereales no integrales (harina refinada, trigo o maíz).
Carbohidratos compuestos
Los buenos. Son moléculas con un tamaño superior que el organismo absorbe sin necesidad de descomponerlas. Tienen un alto contenido en fibra, vitaminas y minerales, que ralentizan su paso a la sangre.
Además, tienen un efecto saciante y son muy recomendables para aquellas personas que quieren perder peso.
Los carbohidratos compuestos están presentes en arroces, pasta, cereales integrales, zanahorias , legumbres o verduras como el la coliflor, el brócoli o el repollo.
Grasas
La grasa es la mala de la película. Siempre está relacionada con un aumento de peso; pero, lo cierto, es que es uno de los mejores aliados para conseguir la energía necesaria y proteger la membrana celular; si sabes tomarlas, claro.
En primer lugar, lo primero que debes tener en cuenta es que tipos de grasas hay muchas y hay que aprender a distinguir entre las buenas y las malas.
Las grasas se dividen principalmente en: saturadas, monoinsaturadas y poliinsaturadas.
Saturadas
Se denominan grasas sólidas y son aquellas que no aportan ningún beneficio. Es más, están relacionadas estrechamente con el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Además, aumentan el colesterol malo.
Se encuentran principalmente en los alimentos de origen animal (carnes, embutidos o derivados lácteos).
Se recomienda reducir su consumo al máximo junto con las grasas ‘trans’ que se encuentran en los productos ultraprocesados.
Monoinsaturadas
Son consideradas grasas saludables, son líquidas a temperatura ambiente y se endurecen al enfriarse. Ayudan a reducir los niveles de colesterol en sangre y favorecen el correcto desarrollo y mantenimiento de las células.
Se encuentran en alimentos como las nueces, el aguacate, los aceites vegetales (oliva, girasol o maíz).
Poliinsaturadas
También son grasas saludables. Incluyen grasas omega 3 y omega 6, dos nutrientes esenciales que ayudan a regular el colesterol, los niveles de azúcar en sangre y mejoran el sistema cardiovascular.
Se encuentran en alimentos de origen vegetal y animal: aceites vegetales, nueces, semillas y pescados como el salmón.
Proteínas
Son imprescindibles en toda alimentación sana y equilibrada que se precie. Las proteínas son macronutrientes esenciales que el organismo necesita para desarrollar su actividad diaria.
Las proteínas, además de aportar energía al cuerpo, también tienen otros beneficios fundamentales para la salud: regulan los niveles de azúcares en sangre, favorecen la recuperación muscular, refuerzan el sistema inmune, mejoran el estado de ánimo y reducen el apetito.
En definitiva, son buenos para mejorar la salud y el rendimiento físico por lo que siempre deben formar parte de una dieta saludable.